The Guardian, 15 de febrero del 2004


Gobierno de los violadores
Gran Bretaña y EEUU dijeron que la guerra de Afganistán liberaría a las mujeres... Todavía estamos esperando
Mariam Rawi


KABUL - Cuando EEUU empezó a bombardear Afganistán el 7 de octubre de 2001, la opresión de las mujeres Afganas fue utilizada como justificación para el derrocamiento del régimen Talibán. Cinco semanas después la primera dama de América, Laura Bush, declaró de modo triunfante: "Gracias a nuestros recientes logros militares en gran parte de Afganistán, las mujeres ya no están encarceladas en sus hogares. La lucha contra terrorismo es también la lucha por los derechos y la dignidad de las mujeres."

Sin embargo, Amnistía Internacional pinta un cuadro bastante diferente: "Dos años después de terminado el régimen Talibán, la comunidad internacional y el gobierno de transición Afgano, dirigido por el Presidente Hamid Karzai, han demostrado ser incapaces de proteger a las mujeres. El riesgo de violación y la violencia sexual por parte de miembros de facciones armadas y ex combatientes es todavía alta. El casamiento a la fuerza, especialmente de niñas pequeñas, y la violencia contra mujeres en el seno de la familia es rampante en muchas zonas del país."

En verdad, la situación de las mujeres en Afganistán sigue siendo aterradora. Aunque las chicas y mujeres en Kabul, y en algunas otras ciudades, tienen libertad para ir a la escuela y emplearse, no sucede lo mismo en la mayor parte del país. En la provincia occidental de Herat, el señor de la guerra Ismail Khan impone decretos como los de los Talibán. Muchas mujeres no tienen acceso a la educación y les está prohibido trabajar en ONGs extranjeras u oficinas de la ONU, y apenas hay ninguna mujer en oficinas del gobierno. Las mujeres no pueden coger un taxi ni andar por la calle a menos que vayan acompañadas de un pariente próximo varón. Si son vistas con hombres que no sean parientes próximos, pueden ser detenidas por la "policía especial" y forzadas a someterse a un examen médico para comprobar si han mantenido relaciones sexuales recientemente. A causa de esta opresión continuada, todos los meses se suicidan muchísimas chicas - muchas más que bajo los Talibán.

Los derechos de las mujeres no funcionan mejor en el norte y el sur de Afganistán, que están bajo el control de la Alianza del Norte. Un funcionario extranjero de una ONG le dijo a Amnistía Internacional: "Durante la era Talibán, si una mujer iba al mercado y enseñaba una pulgada de carne habría sido azotada; ahora la violan."

Incluso en Kabul, donde están presentes miles de soldados extranjeros, las mujeres Afganas no se sienten seguras, y muchas siguen llevando el burka como protección. En algunas áreas donde existe educación para chicas, los padres tienen miedo de dejar que sus hijas se beneficien de ella, tras la quema de varias escuelas de chicas. Ha habido secuestros de niñas de camino a la escuela y los asaltos sexuales a niños de ambos sexos están a la orden del día, según Human Rights Watch.

A pesar de su retórica, el gobierno de Karzai implementa de modo activo políticas que van contra las mujeres. Las mujeres no pueden encontrar trabajo, y las escuelas de niñas a menudo carecen de los materiales más básicos, como libros y sillas. No existe protección legal para las mujeres, y los sistemas legales más antiguos les prohíben obtener ayuda cuándo la necesitan. Las cantantes no están permitidas en la televisión de Kabul, y no se tocan canciones de mujeres, al tiempo que se censuran en las películas las escenas de mujeres que no lleven hijab.

El gobierno de Karzai ha establecido un ministerio de la mujer tan solo para arrojar arena en los ojos de la comunidad internacional. En realidad, este ministerio no ha hecho nada por las mujeres. Hay quejas de que el dinero entregado al ministerio de la mujer por ONGs extranjeras se lo han llevado poderosos señores de la guerra del gabinete de Karzai.

La "guerra contra el terror" derribó al régimen Talibán, pero no ha quitado el fundamentalismo religioso, que es la principal causa de miseria para mujeres Afganas. De hecho, al traer de nuevo al poder a los señores de la guerra, los EEUU han reemplazado un régimen misógino fundamentalista por otro.

Pero la cuestión es que los EEUU no lucharon contra los Talibán por salvar a las mujeres Afganas. Tan recientemente como en el año 2001 la Administración Bush le dio a los Talibán $43m de gratificación por haber reducido la cosecha de opio. Ahora los EEUU apoyan a la Alianza del Norte, que fue responsable de haber matando a más de 50.000 civiles durante su sangriento gobierno en la década de los 90. Los que están hoy en el poder - hombres como Karim Khalili, Rabbani, Sayyaf, Fahim, Yunus Qanooni, Mohaqiq y Abdullah - fueron los que impusieron restricciones contra las mujeres tan pronto como tomaron el poder en 1992 e iniciaron un reino de terror en todo Afganistán. Millares de mujeres y niñas fueron violadas sistemáticamente por criminales armados, y muchas se suicidaron para evitar ser asaltadas sexualmente por ellos.

Pero la falta de derechos de las mujeres no es el único problema con el que se enfrenta hoy Afganistán. Ni el cultivo de opio, ni los señores de la guerra, ni el terrorismo han sido erradicados. No hay paz, estabilidad, ni seguridad. El presidente Karzai es un prisionero dentro de su propio gobierno, cabeza nominal de un régimen en cual los antiguos comandantes de la Alianza del Norte detentan el verdadero poder. En tal clima, los resultados de las próximas elecciones de junio pueden predecirse fácilmente: la Alianza del Norte secuestrará una vez más los resultados para dar legitimidad a su sangriento gobierno.

En noviembre del 2001 Colin Powell, el Secretario de Estado estadounidense, dijo: "Los derechos de las mujeres Afganas no serán negociables." Pero las mujeres de Afganistán han sentido con sus cuerpos enteros la falta de honestidad de tales declaraciones de los líderes estadounidenses y británicos - sabemos que ellos ya han dejado de lado los derechos de las mujeres de Afganistán al imponer al pueblo a los señores de la guerra más traicioneros. Sus bonitos discursos están hechos de conveniencia política antes que de genuina preocupación.

De 1992 a 2001 las mujeres Afganas fueron tratadas como ganado por todo tipo de fundamentalistas, desde los jihadis a los Talibán. Algunos escritores occidentales han tratado de sugerir que esta opresión tiene sus raíces en las tradiciones Afganas y que es irrespetuoso criticar la "diferencia cultural". Pero las mujeres Afganas no son víctimas silenciosas. Existe la resistencia, aunque hay que buscarla, porque cualquier grupo serio antifundamentalista tiene que trabajar de modo semi-clandestino. La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (Rawa), proscrita bajo los Talibán, todavía no puede abrir una oficina en Kabul. Nosotras todavía no podemos distribuir abiertamente nuestra revista Payam-e-Zan (el Mensaje de las Mujeres). Todavía son amenazados de muerte los tenderos que tengan nuestras publicaciones, y partidarias de Rawa han sido torturadas y encarceladas por distribuirla. Las personas a las que pillan leyendo nuestros escritos todavía corren peligro.

El feminismo no necesita ser importado; ya ha arraigado en Afganistán. Mucho antes del bombardeo estadounidense, organizaciones progresistas ya estaban tratando de establecer la libertad, la democracia, el laicismo y los derechos de las mujeres. Entonces, los gobiernos y los medios occidentales mostraron poco interés por la causa de las mujeres Afganas. Cuando, antes del 11 de septiembre de 2001, Rawa entregó la filmación de la ejecución de su líder, Zarmeena, a la BBC, CNN, ABC y otros, nos dijeron que dicha filmación era demasiado espantosa para ser retransmitida. Sin embargo, después del 11 de septiembre estas mismas organizaciones de medios airearon el video repetidamente. De modo similar, algunas de las fotografías de Rawa que documentaban los abusos de los talibán contra las mujeres fueron también utilizadas - sin nuestro permiso. Las reprodujeron en panfletos que lanzaron los bombarderos que sobrevolaban Afganistán.

- Este artículo fue publicado antes en New Internationalist magazine (www.newint.org)
- Mariam Rawi, es miembro de la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán, escribe bajo seudónimo. http://www.rawa.org/
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From: http://www.guardian.co.uk/comment/story/0,3604,1146134,00.html







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