Las limitaciones impuestas por los talibanes llevan a las mujeres a suicidarse

A los miles de adversidades que vive la población afgana hay que añadir las enormes atrocidades cometidas por el régimen Talibán, que han convertido Afganistán en un verdadero infierno para las mujeres. Las aberrantes violaciones que se cometen hoy en día contra los derechos de la mujer y la cruel guerra civil no han dejado más alternativa a la mayoría de mujeres que la mendicidad o la prostitución. Las intolerables condiciones en las que se ven las mujeres han provocado un aumento del índice de suicidios por autoinmolación, a lo largo y ancho del país aunque especialmente al oeste de Afganistán.


Laida Omid RAWA está preparando un informe sobre las autoinmolaciones cometidas por mujeres y niñas. Éste incluye la historia de Laida Omid, de 20 años, hija de Hidar Karim. Era una niña bien educada y con talento. El 24 de abril de 2000 se quemó a sí misma con petróleo para escapar de las miserias que la habían rodeado durante años. Se encontraba en su casa, en Herat, en la calle Dr. Abdul Rizzaq, cerca del Mehria High School. Su familia la llevó al hospital de la ciudad, pero no había ni médico ni el equipo sanitario adecuado. Luego fue trasladada a Irán, aunque era demasiado tarde para salvar a Laida de las quemaduras que ella misma se había infligido.

Entre los numerosos poemas de Laida Omid, "Raza soberana, deténte", ("Throne Race, stop it"), ejemplifica su profundo odio por los fundamentalistas que destruían su país, su gente y su espíritu.


      Raza soberana, deténte
      por Laida Omid, 18 de Abril de 1994


      Miro al cielo,
      lloro amargamente.

      Chiquillos errantes,
      madres compungidas,
      mendigos por doquier,
      invierno sin fin,
      niños huérfanos.

      Enemigo,
      oh, enemigo

      ¿Cuánto tiempo
      vas a chupar nuestra sangre?

      La gente
      estaba afligida.
      Mi Kabul
      vuestras sucias manos
      han vuelto ruinas.

      ¿Cuánto tiempo
      vas a estar destrozándolo?
      Vuestras cabezas, sujetas
      por las garras que cuelgan.
      Tú,
      el enemigo de la patria.
      La pluma es mi espada,
      aunque me quites la vida.
      ¡Oye mi llanto,
      que te maldice,
      secuaz extranjero!

      ¿Cuánto tiempo
      vas a aniquilarnos?
      A las montañas
      fuimos desterrados
      ignorando el porqué.
      Has malvendido la tierra
      y matado a miles de personas
      ¡Maldito seas!

      Con nuestra sangre
      exigimos nuestra patria.



Aquel mismo día, otra mujer afgana, la mujer del director Noor Ahmed, se quemó a sí misma con petróleo en la calle Wool Company de Herat. La joven esposa pudo ser salvada por su familia pero las quemaduras fueron muy graves. Son el recuerdo de los horrores que la llevaron a autoinmolarse.



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