Hemos recibido este correo electrónico después de haber enviado el informe de HRW al listado de envíos postales de RAWA:

Queridos RAWA:

Sí, HACE MUCHO QUE SABEMOS – y no necesitamos que nos lo diga Human Rights Watch- que terribles criminales se encuentran en el régimen–marioneta de Karzai. ¡Ustedes en RAWA dijeron esto durante años! Han publicado evidencia detallada específica.

Encuentro muy revelador el hecho que sólo cuando organizaciones dominantes “informan” – como Human Rights Watch que está completamente financiada por el especulador financiero capitalista, George Soros – el mundo comienza a darse cuenta, ¿no? Cuando RAWA habló sobre los criminales en el gobierno o cuando Marc Herold informó sobre las víctimas civiles, muy pocas personas de estas grandes organizaciones escucharon.

De hecho, Human Rights Watch lanzó críticas infundadas y personalizadas sobre mi investigación y ahora por casi cuatro años ha ignorado a los criminales de guerra en el gobierno de Karzai.

Mis mejores deseos y continúen con su valiente trabajo.


Prof. Marc W. Herold, 10 de Julio de 2005




Afganistán: Llevar a los Criminales de Guerra ante la Justicia
Se necesita un Juzgado Especial para atrocidades pasadas

Human Rights Watch
, 10 de Julio de 2005


(Nueva York, 7 de Julio de 2005) – Numerosos funcionarios de alto nivel y asesores del actual gobierno de Afganistán están implicados en serios crímenes de guerra y abusos de los derechos humanos que tuvieron lugar a principios de la década de los ’90 (1990), informó Human Rights Watch en un nuevo informe publicado hoy.

El informe de 133 páginas, “Manos manchadas con sangre: Atrocidades Pasadas en Kabul y el Legado de Impunidad de Afganistán”, se basa en una extensa investigación de Human Rights Watch llevada a cabo durante los dos últimos años, que incluye más de 150 entrevistas a testigos, sobrevivientes, funcionarios del gobierno y combatientes. Documenta crímenes de guerra y abusos de los derechos humanos durante un año particularmente sangriento en la guerra civil de Afganistán – el año del calendario Afgano 1371, de abril de 1992 a marzo de 1993, luego del colapso del gobierno de Najibullah apoyado por los soviéticos en Kabul.

Las Partes Responsables

Como se muestra debajo, los grupos y líderes involucrados en los abusos documentados incluyen: include:

  • Jamiat-e Islami-yi Afghanistan, un grupo Tajik predominante dirigido políticamente por Burhanuddin Rabbani y comandado militarmente por Ahmad Shah Massoud (muerto en un ataque suicida el 9 de septiembre de 2001).

  • Shura-e Nazar, una federación de fuerzas militares dirigidas por distintos comandantes mujahedin, principalmente del norte y noreste de Afganistán, unidos bajo el comando militar de Massoud.

  • Hezb-e Islami, un grupo Pashtun predominante bajo el comando de Gulbuddin Hekmatyar, y uno de los principales destinatarios de la ayuda militar de Estados Unidos y Pakistán durante los 1980s y a principios de 1990s.

  • Ittihad-i Islami Bara-yi Azadi Afghanistan, un grupo Pashtun predominante encabezado por Abdul Rabb al-Rasul Sayyaf, relacionado y apoyado por Arabia Saudita.

  • Hezb-e Wahdat-e Islami-yi Afghanistan, el grupo principal de Shi’a y predominante de Hazara en Afganistán dirigido en 1992-1993 por Abdul Ali Mazari (asesinado en 1996) y fuertemente apoyado por Irán.

  • Junbish-e Milli-yi Islami-yi Afghanistan, milicia Uzbek y Turkmen predominante, con base en el norte de Afganistán, conducida por Abdul Rashil Dostum (general en el ejército de Afganistán apoyado por los soviéticos durante los ’80) y formado por fuerzas del ex ejército apoyado por los soviéticos y distintas milicias mujahedin del norte del país.

  • Harakat-e Islami-yi Afghanistan, un grupo Shi’a predominante encabezado políticamente por Mohammad Asef Mohseni y militarmente por Hossein Anwari, respaldado por Irán.

MANOS MANCHADAS CON SANGRE (informe de HRW), 7 de Julio de 2005

Human Rights Watch dijo que aunque algunos perpetradores están muertos o actualmente escondidos, varios líderes implicados en los abusos son ahora funcionarios en la defensa o en ministerios del interior de Afganistán, o son asesores del Presidente Hamid Karzai. Algunos son candidatos en las elecciones parlamentarias y locales programadas para Septiembre de 2005. Otros operan como líderes militares o caudillos, y dirigen a subordinados en posiciones oficiales.

“Este informe no es sólo una lección de Historia”, dijo Brad Adams, director ejecutivo de la División Asiática de Human Rights Watch. “Estas atrocidades están entre las más graves de la historia de Afganistán, y sin embargo hoy algunos de estos perpetradores se encuentran en el poder”.

El período cubierto por el informe, el año afgano 1371, estuvo marcado por intensos enfrentamientos en Kabul entre distintos mujahedeen y ex grupos gubernamentales en busca del poder en pos del colapso del gobierno. Al comenzar el año, la ciudad se encontraba ilesa luego de los conflictos militares, pero a medida que las hostilidades progresaron, secciones enteras de Kabul fueron reducidas a escombros, miles y miles de civiles fueron asesinados y heridos, y por lo menos medio millón de personas fueron desplazadas.

Grupos rivales armados cometieron extensivos abusos de los derechos humanos y violaciones de las leyes de guerra, bombardeando ilegalmente áreas civiles, secuestrando y matando civiles, y saqueando áreas civiles. El reporte indica que los abusos del período no eran ni consecuencias inevitables de la guerra ni errores ineludibles, sino que eran los resultados de actos y omisiones ilícitas por parte de los líderes y comandantes de los grupos. El informe señala que varios comandantes podrán ser criminalmente culpables por su comportamiento durante este período.

Human Rights Watch exhortó al gobierno afgano y a la comunidad internacional a priorizar los esfuerzos para hacer responsables de los delitos a los perpetradores y de crear un Juzgado Especial para juzgarlos.

“Es muy probable que los perpetradores de abusos pasados que quedaron impunes cometan nuevos abusos y utilicen la violencia para salirse con la suya”, dijo Adams. “Plantean una amenaza continua para el futuro de Afganistán”.

Con el fin de mantener la independencia y de garantizar los estándares de un proceso imparcial internacional, Human Rights Watch recomendó que el tribunal esté compuesto tanto por jueces afganos como por jueces internacionales, con una mayoría internacional, y con un fiscal internacional.

Ya que la reforma judicial es necesaria para cualquier intento significativo de proveer justicia para abusos pasados, Human Rights Watch también instó al gobierno a acelerar y redoblar los esfuerzos para reformar el sistema judicial y establecer una magistratura independiente.

Human Rights Watch también le pidió al gobierno que implemente mecanismos para remover del gobierno a los ex abusadores.

Muchos afganos, especialmente en Kabul, tienen terribles recuerdos de los enfrentamientos a principios de los ’90. Un testigo afgano describió un incidente en el que las fuerzas de un grupo rival atacaron civiles desde una de las montañas centrales de Kabul: “Estaban disparando a esta calle… Mataron a diecisiete personas… Eran civiles, claramente. Sí, era muy claro: llevaban burqas, había niños.”

Una enfermera afgana a la que se menciona en el reporte describió los efectos típicos de los enfrentamientos en la calle: “Cientos de personas resultaban heridas cuando se enfrentaban – en cada pelea. El hospital se llenaba de pacientes, se inundaba de gente; no podíamos atender a todas las personas que llegaban. La gente moría en los pasillos.”

Human Rights Watch dijo que la mayor parte de los últimos 27 años en Afganistán estuvieron marcados por abusos de los derechos humanos y violaciones de las leyes de guerra. Afganistán sufrió 14 años de dominación de la Unión Soviética de 1978 a 1992, marcados por atrocidades a gran escala por parte del Ejército Soviético, bombardeo de saturación a áreas civiles, asesinato y tortura de prisioneros, y una severa represión política. El Taliban, que gobernó entre 1996 y 2001 también cometió crímenes de guerra y otros abusos, y como gobierno operaba casi por completo fuera de los principios de derechos humanos establecidos.

“Hoy en día en Afganistán, los presuntos criminales de guerra – Taliban, mujahedeen, comunistas – disfrutan total impunidad en nombre de la reconciliación nacional,” dijo Adams. “Es un insulto a las víctimas y una ofensa a la justicia”.

El informe de Human Rights Watch implica a numerosos líderes y comandantes por el rol que tuvieron en los abusos, incluyendo:

  • Abdul Rabb al-Rasul Sayyaf, comandante Islamista radical y líder del grupo Ittihad-e Islami, actualmente es asesor del Presidente Karzai y ejerce un importante poder político sobre la magistratura afgana y tiene bastante autoridad dentro del gobierno afgano;

  • Abdul Rashid Dostum, líder del grupo Junbish-e Milli, actualmente tiene un puesto de alto rango en el Ministerio de Defensa y ejerce control político de varias provincias en el norte de Afganistán;

  • Mohammad Qasim Fahim, Ministro de Defensa de Afganistán de 2001 a 2004 y comandante del grupo Jamiat-e Islami/Shura-e Nazar de Burhanuddin Rabbani y Ahmed Shah Massoud (asesinado en 2001); y

  • Karim Khalili, comandante en el grupo Hezb-e Wahdat y actualmente uno de los dos vise-presidentes de Karzai.

  • Gulbuddin Hekmatyar, líder del grupo Hezb-e Islami, que cometió algunos de los peores crímenes del período, está actualmente libre y se supone que está coordinando ataques insurgentes a fuerzas militares afganas y norteamericanas en Afganistán.

Human Rights Watch dijo que varios otros comandantes de los grupos Jamiat-e Islami y Shura-e Nazar implicados en delitos a principios de los ’90 son ahora candidatos parlamentarios u ocupan puestos en la policía o en las Fuerzas Armadas. Numerosos comandantes del grupo Sayyaf’s Ittihad también tienen cargos importantes en la seguridad o en la magistratura.

Además de proponer un Juzgado Especial, el informe recomienda que el presidente designe un panel experto para que proponga y ayude a implementar programas adicionales para que se encargue de temas que no sean tratados por el Juzgado Especial, como juzgar casos que queden fuera de la jurisdicción de éste; crear un archivo de documentación histórica de abusos pasados; recomendar mecanismos de indemnización o compensación; y tener iniciativas que ayuden a la educación.

“Si Afganistán no comienza un proceso de afrontar su propia historia ahora, el pasado podrá repetirse”, dijo Adams.

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“Este informe no es solamente una lección de Historia. Estas atrocidades son de las más graves en la historia de Afganistán, sin embargo hoy varios de los perpetradores todavía tienen poder”.


Brad Adams, director ejecutivo de la División de Asia de HRW

Extractos de Manos Manchadas con Sangre

Relato de un ataque de artillería por parte del grupo Hezb-e Islami de Gulbuddin Hekmatyar contra un área civil en la zona oeste de Kabul, Junio de 1992:

“Eran alrededor de las 4 de la tarde, yo estaba horneando pan afuera, sobre el fuego. De repente hubo una gran explosión. Me cubrí en el suelo. Luego hubo otra explosión. Me levanté y pude ver a esta mujer (señalando a una vecina, que está llorando y asintiendo), estaba corriendo de un lado para otro. Su hijo estaba sentado cerca de esta pared afuera, donde cayó la artillería, y explotó por completo. Esta mujer estaba corriendo de un lugar a otro, recogiendo trozos de carne (de su hijo) en su delantal, y llorando… Explotó por completo, desapareció.”

Un testigo describe un combate callejero típico al oeste de Kabul a mediados de 1992:

“Había balas por todas partes, era muy severo. Todos estaban apurados por huir de la violencia. Los maridos olvidaban a sus esposas, los hermanos olvidaban a sus hermanas, las madres olvidaban a sus niños, los tíos olvidaban a sus sobrinos – todos estaban escapando, y solo podían pensar en estar a salvo… Yo veía a las mujeres y a los hombres escapando del enfrentamiento, corriendo por la calle que bajaba hacia nosotros. Al mismo tiempo, algunas balas o metrallas de las explosiones daban a la gente. Mujeres y hombres caían al suelo. Estaban corriendo y de golpe las balas los alcanzaban y caían. El resto de la gente simplemente seguía corriendo, y no se molestaban en salvar a los que caían. Todos corrían para salvarse ellos. Fue un día terrible.”

Un afgano que trabaja en el área de salud al oeste de Kabul relata cómo el grupo Jamiat’e Islami de Ahmed Shah Massoud disparaba a civiles desde la cima de “Television Mountain” en el centro de Kabul”

“Hubo un tiempo cuando las tropas Jamiat que estaban en TV Mountain disparaban a cualquier cosa en la calle Alaudin (calle principal en la parte oeste de Kabul). Le disparaban a todo lo que se moviera, incluso un gato… Recuerdo que una vez salí para ir a esta clínica para obtener equipamiento médico, y ni bien me vieron en esa montaña comenzaron a disparar. Le disparaban a todo lo que pudiera tener forma humana. Disparaban de todo: cohetes, proyectiles, balas. Había veces que las calles estaban cubiertas de balas”.

Civil Pashtun que fue secuestrado en 1992 y encarcelado por el grupo predominante Pashtun Ittihad-i Islami encabezado por Abdul Rabb al-Rasul Sayyaf:

“Las fuerzas Sayyaf’s trajeron treinta o cuarenta civiles Hazara… No eran combatientes, eran civiles, jóvenes y viejos. Más tarde el enfrentamiento afuera empeoró bastante. Podíamos escuchar la artillería. Había muchísimos disparos. Oía a estas personas, la gente de Sayyaf que hablaban de una retirada. En un momento, uno de ellos le dijo al Comandante Tourgal (un comandante Ittihad), ‘¿Qué debemos hacer con estos prisioneros?’

“Hablaban en Pashto, y la gente de Hazara no entendía, pero yo sí. Alguien dijo, ‘Dispárenles.’

“Yo estaba cerca de la puerta. Al oír esto, me apuré a esconderme detrás de ésta, en una de las esquinas del cuarto (del lado de la puerta). Una persona vino, abrió la puerta y disparó por todo el cuarto con su Kalashnikov, en automática. Simplemente disparó por toda la habitación al azar. Aproximadamente diez personas murieron de inmediato y cuatro resultaron heridas… Luego, nadie se movía. Nosotros, los que todavía estábamos vivos, temblábamos del miedo.”

Un estudiante Tajik que fue secuestrado por el grupo Hezb-e Wahdat de Abdul Ali Mazari en 1992:

“Un comandante con dos guardaespaldas vino… ‘Ustedes dos son de Shomali y están ayudando a Massoud’ dijo.

¬_ Yo dije, ‘Soy estudiante de medicina; ni yo ni mi hermano somos soldados. Somos de Shomali, pero no somos soldados.’ _‘Cállate,’ dijo. Luego sus guardas amartillaron sus armas. El comandante les indicó que nos lleven…”

Un testigo de asesinato de civiles por parte del grupo Ittihad de Sayyaf en el barrio Afshar en la parte oeste de Kabul en febrero de 1993:

“Najaf Karbalie, un hombre mayor, había salido de su casa, y lo separaron de su familia para arrestarlo. Al suceder esto, su esposa fue adonde estaba, lo agarró y comenzó a tironear de él, diciendo, ‘Por favor, déjenlo, es viejo. Déjenlo.’ Pero los hombres no lo dejaron ir… y comenzaron a golpearlo. También estaban golpeando a otro hombre que estaba a su lado.

“La esposa de Karbalie y otra mujer se tiraron encima de ellos, de sus esposos, y les gritaban a las tropas, insultándolos. Los hombres tomaron a una de las mujeres, y luego a la otra, las alejaron de sus esposos y luego las tiraron al piso y las mataron.

“Tomaron sus armas, con las bayonetas, y apuñalaron a las mujeres mientras yacían en el suelo, las apuñalaron varias veces, por lo menos diez. Vimos todo esto. Luego, las mujeres estaban tiradas en el piso. Al principio temblaban; sus pies se sacudían. Estaban muertas. Los dos hombres se desmayaron. Estaban inconscientes. Creo que una de ellas estaba embarazada. Parecía embarazada…”

Un residente de Kabul, que describe la ejecución fulminante de un civil por parte de un soldado del grupo Harakat-e Islami en Septiembre de 1992:

“Yo tenía un negocio frente a mi casa. Una mañana que estaba ahí trabajando, sentado, vi a este joven pasar a mi lado, estaba recién casado. Después oí unos tiros en la calle. Miré y vi al joven tirado en el suelo y este otro hombre estaba sobre él – tenia una pistola en su cabeza y le disparó en la sien. El joven estaba muerto. Algunas personas que estaban en la calle se acercaron un poco hacia donde estaba el cuerpo, y luego frenaron… Este hombre armado, era un hombre de Harakat, simplemente pasó por al lado nuestro, despacio. Como si pudiera hacer lo que quisiese. Lo vimos claramente. Sabíamos bien quien era – era un hombre de Harakat.”

Un corresponsal de British Broadcasting Corporation, que fue testigo de saqueos y violencia del grupo Junbish-e Milli de Abdul Rashid Dostum:

“Junbish había estado saqueando… Filmamos a las tropas Junbish cuando le estaban pegando a este muchacho que iba en su bicicleta. Supongo que querían sacarle la bicicleta… Lo estaban aporreando con las Kalashnikovs, pero uno de ellos nos vio y nos señaló y liberaron al muchacho. En otro caso, tropas Uzbek (Junbish) nos vieron y actuaban para las cámaras. Tenían a un muchacho, un civil, y querían exhibirse. Lo hacían parar a unos metros de distancia y disparaban a sus pies con las Kalashnikovs, haciéndolo bailar. Le gritaban, ‘¡Baila! ¡Baila!’ y le disparaban a los pies.”


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RAWA reports of fundamentalists' crimes in 1992-96







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